En 1957, la Unión Soviética lanzaba al espacio el segundo satélite artificial de la historia, el Sputnik 2, transportando a la perrita Laika rumbo a la órbita terrestre. Mientras tanto en Norteamérica alrededor de 29 ingenieros del centro de investigación Lewis (LeCR), un comité nacional de aeronáutica, comenzaba la investigación sobre la propulsión de cohetes químicos, iónicos y nucleares, para el vuelo espacial y otras aplicaciones. Cuando la NASA abrió sus puertas el primero de octubre de 1958 el LeCR se convirtió en un centro más de la misma. En abril de 1959, los investigadores de dicho centro testificaron en el congreso americano acerca de su trabajo, y solicitaron fondos para profundizar el estudio de una expedición a Marte, el primer de la historia.
En el análisis, los investigadores asumieron que dicha misión partiría a finales de los años 60. En enero de 1961 publicaron un paper donde resumían el estudio, ellos escribieron en dicho paper que la misión debería comenzar con la nave marciana en órbita de la tierra. La nave espacial, que llevaría a siete astronautas, partiría de la superficie de la tierra a bordo de un enorme cohete o, sería ensamblada en órbita, uniendo las partes llevadas por cohetes más pequeños. Seguidamente, un motor cohete nuclear de alto poder lanzaría la nave espacial en una trayectoria a Marte.
En las cercanías de Marte, el motor nuclear desaceleraría la nave lo suficiente para que la gravedad del planeta pueda capturarla en órbita. Mientras la tripulación espera que la ventana de vuelo hacia la tierra se abra nuevamente, un vehículo aterrizador transportando a dos astronautas descendería a la superficie marciana utilizando combustibles químicos. Luego de un periodo de exploración en la superficie, regresarían a la nave en órbita. Nuevamente el motor nuclear sería el encargado de acelerar la nave en una trayectoria de regreso a la tierra.
En las cercanías de la tierra, los astronautas abordarían un pequeño vehículo y se separarían de la nave principal, posteriormente desacelerarían en la atmósfera terrestre llevando a los astronautas a la superficie del planeta. La abandonada nave marciana y su motor nuclear pasarían de largo entrando a una órbita solar.
Este fue el primer estudio oficial de parte de un gobierno, acerca de una posible expedición a Marte, cabe resaltar que en aquella apoca, ya consideraban imprescindible el uso de motores nucleares para misiones tripuladas por el sistema solar, además de la utilización de grandes cohetes para reducir costos.
La investigación tomó en cuenta los factores que atañen a un vuelo espacial de larga duración, como los hábitats para la tripulación, exposición a radiaciones peligrosas, equipos de reserva, comunicaciones etc. llegando a la conclusión de que los cohetes químicos solo eran utilizables en determinadas áreas como el descenso a Marte, siendo totalmente inadecuados para el viaje principal. El motor nuclear a pesar de su complejidad también disminuiría la duración del viaje, (minimizando la exposición al ambiente espacial) alrededor de 420 días, siendo el promedio, utilizando cohetes químicos más de 600 días.
Incluso fijaron una posible fecha de partida para la nave, el 19 de mayo de 1971. No hace falta decir que el proyecto fue cancelado, el enorme gasto que se estaba invirtiendo en el proyecto Apolo, para alcanzar la Luna, antes que los soviéticos, relegó a muchos proyectos al cajón de un escritorio. Algunas veces me pongo a pensar que hubiera pasado de seguir esta dirección, si Norteamérica o alguna otra potencia hubiera continuado el desarrollo de estos motores nucleares hasta hacerlos seguros y fiables ¿Quién sabe como habría sido la exploración espacial?
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