miércoles, 25 de enero de 2012

Explorando a Venus con VENERA-D.

Sonda rusa VENERA-D.

Venus, el planeta hermano de la tierra en cuanto a tamaño siendo solo un poco menor que nuestro mundo, ha fascinado a la humanidad desde los albores de la historia. Su belleza en el atardecer o amanecer no puede dejar indiferente a nadie. Cuando llegó la era telescópica, su denso manto de nubes oculto su superficie de los ojos escrutadores de los astrónomos, alimentando fantasías de un mundo primitivo donde la vida era abundante. Estuvo manteniendo muchos de sus secretos a salvo, hasta la llegada de la era espacial.
Planeta Venus.
Las sonda robóticas nos mostraron un escenario muy diferente al imaginado, un mundo más parecido al infierno que a otra cosa, con temperaturas superando los 400 grados centígrados, un efecto invernadero descontrolado, vientos huracanados que empequeñecen a los de la tierra, en fin un mundo bastante hostil para cualquier forma de vida.
Superficie de Venus. Venera 13
Superficie de Venus. Venera 14

Eso no ha impedido a la humanidad explorar dicho mundo, principalmente la ex-Unión Soviética y en menor medida los Estados Unidos y Europa. Pero desde principios de la década de los noventa, este planeta ha estado un tanto olvidado por las potencias espacial que orientaban su atención principalmente en Marte, solo la Venus-Express de la agencia espacial europea en 2005 emprendió el viaje para explorarlo. 
Venus Express.
Pero Rusia planea volver a sus días de gloria en la exploración espacial, desarrollando un nuevo programa de exploración robótica del sistema solar, un programa en donde Venus tiene un papel principal. La misión recibe el nombre de Venera-D.
Configuración actual de la Venera-D, es notorio el parecido con la Phobos-Grunt, esto es así porque se basan en el mismo  diseño básico.
Actualmente se encuentra en fase de diseño, con esta sonda Rusia planea volver a reanudar la exploración de venus. Si finalmente es aprobada, esta misión debería despegar en 2016 para llegar a Venus en mayo del año siguiente. La sonda, fabricada por NPO Lávochkin, estaría formada por un orbitador y un vehículo de aterrizaje con dos globos, así como varias microsondas. 

El orbitador, que estudiaría al planeta desde el espacio, para ello estaría equipada con sensores ópticos remotos (cámaras) que trabajarían en los rangos del infrarrojo y ultravioleta además de realizar experimentos de radio, plasma y ocultaciones estelares. Dicho orbitador tendría una masa de 540 kg.




Los globos serían similares a los de la misión VEGA soviética, se desprenderían del aterrizador a una gran altura del suelo y deberían funcionar durante al menos ocho días. Se ha propuesto utilizar dos tipos distintos de globos atmosféricos. Uno de los globos, de 60 kg, estudiaría la atmósfera venusina en la altura de 55-60 km que es donde se encuentra la capa de nubes de ácido sulfúrico y el otro, de 100 kg, a 48-50 km. Las microsondas tendrían una masa de dos kg e investigarían la atmósfera durante su descenso de 30 minutos.
Globos atmosféricos para el estudio de la atmósfera venusina.
Una de las partes más complejas de la misión es el diseño del vehículo de aterrizaje que tendría una masa de 20 a 25 kg y su misión tendrá una duración de una hora. la reducida duración del aparato se debe a la aplastante presión y a la elevadísima temperatura reinantes en la superficie del planeta. Llevará cámaras fotográficas, espectrómetros, además de realizar experimentos químicos, sísmicos, acústicos y mecánicos para analizar en profundidad las condiciones de la zona de aterrizaje.
Diseño propuesto para el aterrizador de la Venera-D. Incorporaría además de otros instrumentos un motor eólico para estudia las propiedades de la atmósfera. 

Pero el principal problema que debe superar esta misión es salir adelante luego del reciente fracaso de la Phobos-Grunt, ya que el orbitador está basado en parte en dicha sonda marciana, los próximos meses serán cruciales para conocer como evolucionará este fascinante proyecto ruso.

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