viernes, 26 de enero de 2018

Fantasmas estelares


Una hipótesis astronómica sugiere la posibilidad de que nuestro Sol forme parte de un sistema binario (sistema estelar que involucra a dos estrellas). En este sistema, la estrella compañera del Sol (aún no descubierta) se llamaría Némesis (la diosa griega de la retribución y la venganza, para no perder la tradición de nombrar a los planetas con los nombres de los dioses de la antigüedad clásica) por los efectos catastróficos que produciría, supuestamente, al perturbar periódicamente la Nube de Oort.

Según esta hipótesis, nuestro Sol (al igual que el 50% de los sistemas de estrellas de la galaxia) formaría parte de un sistema binario. El otro miembro del sistema podría ser una de varias posibilidades, una estrella apagada ("muerta"), una enana marrón, un planeta gigante o hasta se ha especulado con la posibilidad de que Némesis sea un pequeño agujero negro.
El supuesto objeto orbitaría a una distancia de entre 1 y 3 años luz del sol, completando una órbita cada 26 a 34 millones de años. Némesis durante su recorrido pasaría cerca o entraría en la nube de Oort, desestabilizándola y lanzando lluvias de grandes cometas en dirección al sol.

Esta hipótesis aparece y desaparece periódicamente en los medios de comunicación o en la comunidad científica, siendo a veces ridiculizada y a veces sustentada. Los científicos mayoritarios oscilan entre el escepticismo y el vago interés, aunque hay un grupo que la apoya de manera más o menos discreta. Ahora, los defensores de "Hercóbulus", el supuesto planeta gigante que debía causar el fin de la humanidad en incontables ocasiones, el 2012, proponen que Némesis es el susodicho planeta, pero desde luego esto no tiene ningún fundamento, sino por el contrario es un buen ejemplo de como los "pseudocientíficos" toman algunas ideas ambiguas del ámbito científico y las utilizan para difundir sus charlatanería.

El golpe de gracia a esta teoría lo dio el telescopio espacial WISE de la NASA, al hacer un barrido del cielo en el infrarrojo, no detectando rastros de ningún cuerpo estelar o enana marrón en las proximidades del sol.

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