miércoles, 24 de enero de 2018

La Tierra como si fuera un planeta alienígena.


Mientras esperamos a que la nueva generación de telescopios, tanto terrestres como espaciales, esté lista y pueda analizar el espectro de luz de los planetas extrasolares ya se van puliendo las técnicas a ser utilizadas ¿Cómo? Pues estudiando el único planeta habitado conocido, la tierra.

La más reciente oportunidad para este tipo de análisis la tuvimos el año pasado cuando a finales de septiembre la sonda Osiris-Rex, de la NASA, sobrevoló la tierra para aumentar su velocidad y dirigirse al asteroide Bennu. Es esta ocasión la sonda dirigió su instrumento OTES hacia nuestro planeta para obtener un espectro infrarrojo del mismo.

Se puede observar claramente la marca espectral del metano, el ozono, el dióxido de carbono y el vapor de agua, todos ellos biomarcadores que, en conjunto, indican que algo extraño está pasando en este planeta. Otros instrumentos indican que este planeta azul tiene una atmósfera rica en oxígeno, el biomarcador por excelencia. Ojalá algún día encontremos un exoplaneta con un espectro similar.

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