domingo, 21 de enero de 2018

Hielo y fuego.


Uno de los descubrimientos más relevantes de principios de esta década fue que el planeta Mercurio es caliente y árido, pero al mismo tiempo tiene agua y compuestos orgánicos.

El planeta más cercano al Sol tiene de hecho hielo en su superficie. Eso suena sorprendente a primera vista, pero se encuentra en cráteres que viven en una sombra permanente, al no llegar nunca el resplandor solar. 

Se piensa que tal vez fueron cometas (o asteroides, que como ahora sabemos contienen también mucha agua) los que la llevaron hasta este mundo ardiente, al impactar contra el. 

De hecho, la sonda MESSENGER de la NASA no sólo encontró hielo en el polo norte, sino también encontró compuestos orgánicos, que son los componentes básicos de la vida. Aunque eso no significa que esta última exista en Mercurio, demuestra que estos elementos se distribuyen por todo el Sistema Solar.

Si en el lejano futuro se intenta la colonización de Mercurio, ya sabemos donde se encontrarán los asentamientos humanos, en las eternas sombras polares. 

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