Durante los años 80 se propuso la sonda Interstellar Precursor Mission de la NASA. Tenía por objetivo mandar una enorme sonda a la heliopausa, la frontera del sistema solar donde el viento solar deja paso al medio interestelar, en un tiempo relativamente corto. La sonda tendría una masa de unas 90 toneladas y, por lo tanto, debería ser ensamblada en órbita terrestre mediante más de cinco misiones del transbordador espacial. Equipada con un reactor nuclear, usaría un sistema de propulsión eléctrico (NEP) con motores iónicos.
Esta misión debía llevar una sonda para el estudio del, entonces, noveno planeta que se separaría al pasar por sus cercanías. Este orbitador sería similar a la sonda Galileo para el estudio de Júpiter.
La sonda para plutón usaría una etapa propulsiva (del tamaño de un pequeño cohete en toda regla) con el fin de reducir su elevada velocidad y colocarse en órbita alrededor de Plutón, algo que, con suerte, tendría lugar durante la primera década del siglo XXI.
Aprovechando las posibilidades del space engine imaginamos como hubiera sido este encuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario