miércoles, 5 de septiembre de 2012

35 años de la Voyager I.



Este 5 de setiembre celebramos el 35º aniversario del lanzamiento de la sonda Voyager 1, paradojicamente la segunda de las hermanas Voyager en alcanzar el espacio y es hasta la fecha el objeto fabricado por el hombre que más se ha internado en el medio interestelar. La misión de las Voyager 1 y 2 constituye uno de los grandes logros de la humanidad y fue posible gracias a una inusual alineación planetaria de los planetas exteriores, una alineación que sólo se da cada 175 años. 
Voyager 1 sobrevolando Saturno.
Gracias a esta casual disposición de los planetas gigantes, una sola (la voyager 2) nave fue capaz de visitar Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno usando simples maniobras de asistencia gravitatoria, mientras su hermana la voyager 1 salia apresuradamente del sistema solar. Esta trayectoria fue descubierta y estudiada a mediados de los años 60 por muchos científicos y la NASA no deseaba dejar pasar esa oportunidad. Si no hubiera sido por la Voyager 2, nuestra generación no habría visto de cerca a Urano y Neptuno.

Hagamos un poco de historia. La voyager 1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977 desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Cabo Cañaveral a bordo de un cohete Titan IIIE, y casi terminó la misión antes de empezar.Un defecto de quemado de combustible de la segunda fase del cohete hizo, en principio, temer a los técnicos que la sonda no alcance la velocidad necesaria para llegar a Júpiter. Sin embargo, la fase superior Centauro permitió compensar este defecto. A pesar de haber sido lanzada después de su gemela Voyager 2, la Voyager 1 siguió una trayectoria más rápida, por lo que llegó antes a Júpiter.
Lanzamiento de la Voyager 1.

La tierra y la luna vistas por la Voyager 1 cuando iniciaba su viaje.
La Voyager 1 empezó a observar a Júpiter en enero de 1979 y alcanzó su máximo acercamiento el 5 de marzo de 1979 a una distancia de 278.000 km. Se acercó tanto que permitió las mayores resoluciones de las superficies de los satélites en ese entonces. Se acercó a tan solo 18.640 km del satélite Io y pudo observar por primera vez actividad volcánica fuera de la Tierra, algo que pasó inadvertido para las Pioneer 10 y 11.

Exploración de Júpiter.


Satélites Io (izquierda) y Europa (derecha) sobre el disco de Júpiter.

Gran mancha roja.

Volcanes en Io.

Luego de estar explorando a Júpiter, el gigante gaseoso aceleró a nuestro incansable "viajero", hasta alcanzar Saturno el 12 de noviembre de 1980, acercándose a una distancia de 124.200 km. En esta ocasión descubrió estructuras complejas en el sistema de anillos del planeta y consiguió datos de la atmósfera de Saturno y de su mayor satélite natural, Titán, de la que pasó a menos de 6.500 km. Debido al descubrimiento de atmósfera en este satélite, Titan era un objetivo prioritario de las voyager. De hecho, si la Voyager 1 hubiese fallado antes de que su gemela alcanzase Saturno, la Voyager 2 habría sido dirigida hacia Titán y nuestra generación no habría podido gozar de las imágenes de Urano y Neptuno. 

Exploración de Saturno.


Saturno.

Saturno con sus lunas.

Lunas Tetis y Dione, cerca de saturno.

Titan.

Atmósfera de Titan.


A principios de los 80 no existían trayectorias que permitiesen al mismo tiempo un sobrevuelo de Titán y poder continuar un viaje hacia Urano. Los científicos del JPL pensaban que Titán bien merecía ese sacrificio. Afortunadamente la Voyager 1 se comportó de forma impecable, transmitiéndonos mucha información sobre esta enigmática luna, tanta información que los científicos usaron para diseñar a la próxima generación de exploradores de saturno "la sonda Cassini". Luego de sobrevolar saturno la sonda se alejó del sistema solar poniendo punto final a su exploración planetaria.

En septiembre de 2004, la Voyager 1 alcanzó una distancia de 14 mil millones de kilómetros (93,2 UA, 8.700 millones de millas o 13 horas luz) del Sol y es por lo tanto el objeto más lejano construido por el hombre. El 15 de agosto de 2006 la sonda Voyager 1 alcanzó la distancia con respecto al Sol de 100 UA, esto es, casi 15.000 millones de km. Se aleja con una velocidad de 3,6 unidades astronómicas (29 minutos-luz) por año del Sol, lo que corresponde a 17 km/s.

El 14 de junio de 2012 la NASA anunció que la Voyager 1 registró un aumento en la detección de partículas cargadas del medio interestelar, que normalmente son desviadas por los vientos solares dentro de la zona de influencia de nuestro sol, llamada heliosfera. Esto se ha interpretado como señal de que la sonda ha llegado al borde del sistema solar a una distancia de 120,07 UA (17,86 millones de kilómetros) de la Tierra, ya la sonda comienza a entrar en el espacio interestelar.

La Voyager 1 lleva consigo en su viaje espacial uno de los dos discos con sonidos de la Tierra Sound of Earth. El disco contiene sonidos e imágenes que retratan la diversidad de la vida y la cultura en la Tierra. Se diseñó con el objetivo de dar a conocer la existencia de vida en la Tierra a alguna posible forma de vida extraterrestre inteligente que lo encontrase, y que además tenga la capacidad de poder leer, entender y descifrar el disco. Como las sondas son muy pequeñas comparadas con la inmensidad del espacio interestelar, la probabilidad de que una civilización que viaja por el espacio se encontrase con ellas es muy pequeña, sobre todo porque las sondas con el tiempo dejarán de emitir cualquier tipo de radiación electromagnética. En realidad estos discos son más un gesto simbólico que un serio intento de contactar con vida extraterrestre.

Según la NASA las sondas poseen energía como para seguir mandando datos hasta el 2020-25, pero su viaje continuará como embajadoras de la humanidad en las estrellas.

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