Siguiendo con los festejos del primer aniversario (según Neptuno) del descubrimiento del octavo planeta, comentaré una interesante anécdota, es conocido dentro de los circulos astronómicos que el célebre astrónomo Galileo Galilei habría observado Neptuno y que lo catalogó como una estrella en las cercanías de Jupiter. Lo que no es tan conocido es que según una nueva teoría de un físico de la Universidad de Melbourne, es probable que Galileo supiera que había descubierto un nuevo planeta, Neptuno, en 1613, 234 años antes de la fecha oficial de su descubrimiento. Pero vayamos por partes.
Posicion de Jupiter y Neptuno el 28 de diciembre de 1612
Para Galileo, la noche del 28 de diciembre de 1612 pudo haber sido una más. Tal como lo venía haciendo desde casi tres años, estaba observando al planeta Júpiter y a sus inquietas lunas, llamadas galileanas en su honor, dibujando cuidadosamente sus posiciones en un pequeño libro de notas.
Pero su modesto telescopio mostraba algo más: cerca del gigante y sus lunas había un débil punto de luz ligeramente azulado. Galileo pensó que se trataba de una estrella de fondo, y así lo registró. Sin embargo, esa débil y lejana "estrellita" no era otro que el mismísimo Neptuno.
Galileo Galilei
El encuentro entre Galileo y Neptuno tiene mucho que ver con Júpiter. El 7 de enero de 1610 Galileo apuntó, intrigado, su telescopio hacia Júpiter. Era una excelente oportunidad, porque el planeta estaba en oposición (es decir, directamente opuesto al Sol, y a su mínima distancia de la Tierra). Es cierto que, debido a las distancias (el planeta estaba 1500 veces más lejos que nuestro satélite) su aspecto no era, precisamente impactante: apenas una esferita de color blanco. Pero lo verdaderamente curioso eran las 3 “estrellas” que lo acompañaban, formando una línea recta. Al principio, Galileo pensó que se trataba de estrellas de fondo. La noche siguiente, volvió a Júpiter, esperando que el planeta hubiese dejado atrás al singular trío. Pero no sólo no lo habían dejado, sino que, además, había aparecido otra “estrella”. Durante la semana siguiente, Galileo fue testigo directo del formidable espectáculo de la gravedad: los cuatro objetos siempre acompañaban a Júpiter, y se movían a su alrededor. Las cuatro “lunas galileanas” (tal como se las conoce desde entonces) fueron uno de los mas grandes descubrimientos de la historia de la astronomía.
Notas originales de Galileo y Neptuno
No eran estrellas de fondo, eran las cuatro grandes lunas de Júpiter: Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Pasaron las semanas, los meses y los años, y Galileo no les perdió el rastro y a fines de 1612, Júpiter y Neptuno coincidieron en una misma línea visual desde la Tierra. Y a las 3.45 de la madrugada del 28 de diciembre, Galileo fue un desprevenido testigo del exquisito fenómeno visual. Mientras observaba al planeta y sus lunas, y dibujaba su posición, notó otro objeto en el mismo campo del ocular: estaba por debajo y a la izquierda de la familia joviana (a una distancia equivalente a de unos 20 diámetros de Júpiter). En sus notas, Galileo la identificó como una “estrella fija”. Poco más tarde, hizo otra observación y volvió a registrar su presencia. Hoy podemos estar seguros que esa estrella era, en realidad, Neptuno. Galileo lo había visto por primera vez, Él nunca lo supo pero, sin querer, se adelantó en más de dos siglos al descubrimiento oficial del octavo planeta de nuestro Sistema Solar.
Recreación de la posición de los planetas el 28 de diciembre de 1612
Pero según un artículo presentado por el profesor David Jamieson, Director de la Escuela de Física en la citada universidad australiana, estaba investigando los cuadernos de notas de Galileo de 400 años de antigüedad, y cree que en sus páginas se encuentra la evidencia de que el célebre astrónomo descubrió el planeta que ahora conocemos como Neptuno... y que lo identificó como tal. Es significativo, según el investigador, que en la noche del 28 de enero de 1613, Galileo notara que la "estrella" que ahora sabemos que es el planeta Neptuno, parecía haberse movido en relación a una estrella cercana real (hoy catalogada como SAO 119234). También hay un misterioso punto negro sin describir en sus observaciones del 6 de Enero de 1613. Ese punto negro concuerda con la posición correcta en que estuvo Neptuno.
"Creo que este punto podría revelar que revisó sus notas previas para registrar el lugar donde había visto a Neptuno antes, cuando estaba incluso más cerca de Júpiter pero no le había llamado todavía la atención porque le pareció una estrella sin importancia". Jamieson sostiene que si el misterioso punto negro del 6 de Enero fue realmente añadido el 28 de Enero, esto probaría que Galileo creía que podía haber descubierto un nuevo planeta. Galileo pudo ciertamente desarrollar la hipótesis de que había visto un nuevo planeta que se había movido a través del campo visual escudriñado durante sus observaciones de Júpiter en Enero de 1613.
Si esto es correcto, Galileo observó Neptuno, reconociéndolo como un planeta, 234 años antes de su descubrimiento oficial.
"Creo que este punto podría revelar que revisó sus notas previas para registrar el lugar donde había visto a Neptuno antes, cuando estaba incluso más cerca de Júpiter pero no le había llamado todavía la atención porque le pareció una estrella sin importancia". Jamieson sostiene que si el misterioso punto negro del 6 de Enero fue realmente añadido el 28 de Enero, esto probaría que Galileo creía que podía haber descubierto un nuevo planeta. Galileo pudo ciertamente desarrollar la hipótesis de que había visto un nuevo planeta que se había movido a través del campo visual escudriñado durante sus observaciones de Júpiter en Enero de 1613.
Si esto es correcto, Galileo observó Neptuno, reconociéndolo como un planeta, 234 años antes de su descubrimiento oficial.
Sea cual sea la verdad, nos muestra a un Galileo realmente meticuloso con sus observaciones, con un telescopio que hoy consideraríamos de juguete, Él había revolucionado para siempre la cosmovisión que tenía el hombre sobre el universo y ,consciente o no, había vislumbrado la frontera de nuestro sistema solar.
Telescopio de Galileo
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