A/2017 U1, también conocido como 'Oumuamua', se está alejando del sistema solar a la sorprendente velocidad de 35 km/s. En mayo de 2018 ya habrá superado la órbita de Júpiter, aunque su velocidad se irá reduciendo paulatinamente hasta alcanzar una velocidad de exceso hiperbólica de 26 km/s que sería algo así como su velocidad final. No existe todavía la tecnología ni la infraestructura como para tener lista una sonda espacial en 'espera' para enviarla en una órbita de intercepción (y pasarán muchas décadas antes de que esto sea posible) por lo que si queremos estudiar a este interesante asteroide, debemos alcanzarlo superando su velocidad.
Antes de nada, conviene aclarar a qué nos enfrentamos. Se trata de viajar más rápido de lo que ha llegado viajado cualquier artefacto humano. La Voyager 1 es la nave más veloz jamás lanzada (17,4 kilómetros por segundo en una trayectoria de exceso hiperbólica) gracias a las cuatro maniobras de asistencia gravitatoria con planetas gigantes realizadas durante su misión.
Pero no podemos esperar a que los planetas estén alineados para realizar el viaje (por no mencionar que tendríamos que acercarnos bastante a cada uno de ellos para alcanzar altas velocidades) por lo que tendremos que viajar por nuestra cuenta. Ahora es cuando podríamos hablar de sistemas de propulsión exóticos como la antimateria o velas láser, pero lo cierto es que reconocer que tenemos que recurrir a estas tecnologías todavía inexistentes es lo mismo que decir que no vamos a ver una sonda de este tipo en muchas décadas, quizás ni siquiera en este siglo. Afortunadamente, no hace falta invocar tecnologías de ciencia ficción.
En los años 70 surgieron los primeros proyectos de sondas para estudiar la heliopausa, el límite entre la heliosfera solar y el medio interestelar considerado como la ‘frontera del sistema solar’. este tipo de sondas sería ideal para dar 'caza' a este tipo de asteroides. El concepto más avanzado fue el proyecto TAU (Thousand Astronomical Units).
Para alcanzar la impresionante velocidad de 106 km/s (o 20 UA/año) requerida para la misión, TAU recurriría a un reactor nuclear destinado a alimentar un sistema de propulsión eléctrico (NEP) con una docena de motores iónicos a base de xenón de alto impulso específico. La sonda TAU debía tener una masa de 60 toneladas y una longitud de 25 metros.
Entonces, quiere decir que podremos viajar al asteroide interestelar A/2017 U1 en un futuro próximo. No tan rápido, el problema de TAU es que se trataba de un proyecto tremendamente caro para una sonda destinada a estudiar el exterior del sistema solar. Y desde entonces no ha habido ningún cambio significativo en la tecnología asociada que permita abaratar la misión. Y hasta que no ocurra una revolución en los sistemas de propulsión, un viaje de este tipo será bastante difícil de realizar.
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