Durante los años 80, se tenía previsto que a mediados de los 90 vería la luz una nueva versión del transbordador espacial.
Entre las mejoras se destacan la incorporación de cohetes aceleradores líquidos, que elevarían la capacidad de carga del shuttle hasta las 35 toneladas métricas, y variaciones menores en las alas del orbitador. También se planeaba aumentar la automatización del transbordador, permitiéndole realizar misiones poco complejas sin la necesidad de ir tripulado.
Pero no pudo ser, la elevada complejidad asociada al programa como el accidente del transbordador espacial Challenger eliminaron cualquier posibilidad de ver realizados estos desarrollos posteriores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario