En los casi 60 años de la exploración espacial solo unas pocas misiones se han aventurado más allá del cinturón de asteroides ingresando al reino de los planetas exteriores, siendo casi todas sondas de la NASA.
Esto se debe a los enormes desafíos que debe superar un vehículo espacial para poder viajar a los planetas exteriores y tener buenas posibilidades de cumplir con su misión.
Las muy bajas temperaturas, la lejanía del sol, lo que obliga a usar fuentes de energía nuclear, y los prolongados tiempos de vuelo requieren de una sonda compleja y cara, algo que muy pocas agencias espaciales se pueden permitir.
Todo esto nos ha preguntarnos ¿Y el viaje tripulado a los planetas exteriores? Pues con las grandes dificultades tecnológicas y económicas asociadas a un viaje tripulado, no se espera que la humanidad se adentre en el reino de los gigantes gaseosos hasta, por lo menos, finales del siglo 21.
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